Cuando se trata de helados, la elección no solo se limita a sabores y toppings; también hay que considerar la textura. ¿Te gusta un helado cremoso y suave, o prefieres uno más firme y con cuerpo? La diferencia entre helado duro y helado suave no es solo una cuestión de preferencia, sino que influye la elaboración, conservación y mucho más.
Desde La Perla, como proveedores de helados en Granada, vamos a enseñarte a descubrir qué es lo que realmente distingue a estos dos tipos de helado y por qué importa qué tipo de helado elijas.
¿Qué es el helado duro?
El helado duro es el clásico que encuentras en la mayoría de las heladerías y supermercados. Este tipo de helado se caracteriza por tener una textura firme que requiere de un esfuerzo para ser servido. El helado duro se almacena y se sirve a temperaturas más bajas que el helado suave, lo que le da esa consistencia sólida que muchos disfrutan.
¿Qué es el helado suave?
El helado suave, conocido también como soft serve, es ese tipo de helado que se sirve directamente desde la máquina, comúnmente en las heladerías y cadenas de comida rápida. Se distingue por su textura suave, ligera y aireada, que se derrite rápidamente en la boca.
Principales diferencias entre helado duro y suave
Ahora que conoces las características de ambos tipos de helado, es importante destacar las diferencias entre el helado duro y el helado suave que los separan. Estas diferencias pueden influir en tu decisión de compra:
Textura
La textura del helado duro es cremosa, pero firme, ideal para aquellos que disfrutan de un helado más duradero. Tiene que ser servido con una cuchara. Este tipo de helado es perfecto para servir en bolas sobre un cono o para disfrutar en una taza con diversos toppings.
En cambio, el helado suave es ligero y esponjoso, se sirve directamente desde la máquina en un cono o taza. Es común verlo acompañado de siropes, chispas de chocolate, y otros toppings.
Sabor
Otra de las diferencias entre helado duro y helado suave, es que el primero es más concentrado e intenso, debido a la menor cantidad de aire. En cambio, el segundo tiene un sabor suave, muy ligero y que permite echarle diferentes topings.
Conservación
El helado duro se almacena a temperaturas más bajas, generalmente entre -15 °C y -20 °C, lo que permite una conservación más prolongada. Sin embargo, para disfrutarlo al máximo, es recomendable que lo dejes reposar unos minutos fuera del congelador antes de servir, para que tenga una consistencia más manejable y su sabor se libere por completo. Además, puede ser almacenado por más tiempo en el congelador.
En cambio, el helado suave no está diseñado para ser almacenado por largos períodos. Debido a su alta temperatura de almacenamiento, entre -4 °C y -7 °C, se debe consumir poco después de ser servido. Sin embargo, esto no es un problema en los lugares donde se ofrece, ya que se sirve directamente al cliente desde la máquina.
Elegir entre helado duro y suave depende de tus gustos. Si buscas un helado que ofrezca una experiencia rica y densa, el helado duro es la opción ideal. Por otro lado, si prefieres algo ligero y suave que se derrita en la boca, el helado suave te encantará. Ambos tipos de helado tienen su propio encanto, y lo mejor es que puedes disfrutar de ambos según la ocasión.
Es muy importante que sepas que la calidad del helado, ya sea duro o suave, también depende de los ingredientes y el proceso de elaboración. Así que, la próxima vez que vayas a comprar helado, ya sea para disfrutar en casa o en una heladería, sabrás exactamente qué buscar. En nuestra fábrica de helados en Granada, podrás encontrar tu elección y disfrutar de cada bocado.